22 mar 2012

Amsterdam, Smart Example

Nada parece poder romper la tranquilidad de la capital neerlandesa cuyos habitantes son famosos por su mentalidad abierta y su serenidad. Nada puede sugerir que entre esas calles, se trama una revolución tecnológica que sirve de ejemplo para toda Europa; un revolución llamada SmartCity. Desde varios años, Ámsterdam ha luchado para ser la primera ciudad en Europa en obtener este título enviado.

El objetivo principal del proyecto Ámsterdam Smart City es de ahorrar energía para reducir el impacto medio ambiental de la ciudad. La cuidad inició el plan en 2007 y en 5 años, mas de 70 proyectos fueron desarrollados en cuatro temáticas principales: espacio público, vida, trabajo y movilidad sostenible. Esa iniciativa solo fue posible gracias a una colaboración estrecha tanto entre los responsables de la ciudad y las empresas punteras que con los ciudadanos que desde el principio fueron actores importantes en todos los proyectos.


Como avanzaba el proyecto, el número de empresas participando en el proyecto no paró de aumentar, demostrando el interés del sector público para la idea. No se puede evaluar los efectos al nivel de la ciudad dado que los proyectos se tienen que ampliar pero los resultados individuales son buenos y la cuidad espera cumplir los objetivos que se fijo para 2025; es decir, reducir la producción de CO2 en comparación con el nivel de 1990 de un 40%.

Entre otros proyectos, uno de los más interesantes es el proyecto ITO Tower que quiere reducir el consumo energético de un inmueble en Ámsterdam. El edificio cuenta con 38.000 m2 de oficinas repartidas entre varias empresas. El objetivo era de reducir el consumo energético sin reducir la comodidad del edificio. Gracias a un análisis del uso energético y la instalación de sensores, fue posible optimizar la luz, la calefacción, la climatización y la seguridad del edificio. En un mes, el consumo eléctrico bajo de un 18%.

A parte de esos proyectos concretos, la cuidad tampoco olvida la importancia de la educación de los jóvenes. Varias escuelas de la cuidad participaron a una competición para ver cual escuela mas reduciría su consumo eléctrico. Gracias a captores, veían en directo el efecto de sus ahorros. Se acompaño de clases de educación ambiental.

El concepto tiene ya sus aficionados en España. En 2011, la cuidad de Málaga inicio su proyecto de Smart Cities, inspirándose de varios éxitos internacionales para la integración de la eficiencia energética en la política urbana. El proyecto sigue su camino. Barcelona inicio su proyecto de alumbras públicas.

Como lo hemos visto, los proyectos son numerosos y tendrán efectos en el clima si se aplican en gran escala pero Ámsterdam se han convertido en un laboratorio cuyos éxitos se convierten en ejemplos para otras ciudades en Europa. Las SmartCities solo están empezando y demuestran cada día sus capacidades.

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